Carlitos... el Pibe... a colores. Como los que estallaban en forma de carcajadas de otros tantos pibes que en la oscura sala nos emocionabamos con ellos. Los sentimientos tienen color. Brillan siempre; no importa con la luz que se los ilumune.
Y en la oscuridad; riéndo o llorando.
Padres e hijos...
todos Pibes por un rato.
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